Muchos diseñadores y creativos trabajan en casa, otros sueñan con hacerlo. Hay que aprender técnicas y hábitos para disfrutar de las ventajas que ofrece trabajar en casa y no terminar sin otra vida que servir al cliente.
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Hace poco leí en Freelancefolder un artículo en inglés sobre este tema y la verdad que, después de haber sentido una experiencia similar en mis propias carnes, me he decidido a recuperar el artículo, traduciéndolo al castellano, con algunas aportaciones de mi propia cosecha.
Los creativos, programadores y desarrolladores, en general, somos rebeldes sin causa. Soñamos con trabajar para nosotros y, ya sea en nuestra propia oficina o casa, nos imaginamos nuestra vida con total libertad. Acostarnos a la hora que nos dé la gana, trabajar en pijama u otra ropa cómoda y decidir cuando, y cuando no, vamos a aceptar más trabajo de la cuenta sin dar cuentas a un jefe.
Seguro que muchos, de los que hayáis podido cumplir este “sueño”, coincidiréis conmigo en que esa vida imaginaria que habíamos planteado en antaño se torna más complicada de lo que parece y, lo que parecía un bonito paseo por los parajes de la libertad, se convierten en cadenas y horas de estrés capaces de destrozarte la vida.
A continuación os dejo los consejos que, a mi al menos, me han servido para mantener un equilibrio necesario y suficiente como para conseguir un relativo éxito laboral y darme las horas necesarias para disfrutar de otras cosas que son también importantes en la vida.
1. ¿Porqué trabajas?
Aunque esta pregunta puede parecer una tontería, es fácil caer en una dinámica de trabajo donde perdamos nuestros principios y objetivos para encontrar la felicidad. Os recomiendo que visitéis en Youtube la conferencia de Steve Jobs en la universidad de Stanford, quizás, de este grandísimo discurso, me quedaría con la parte en la que pregunta… Si os dijeran que vais a morir mañana, ¿haríais lo que en ese mismo día estabais dispuestos a hacer? ¿o por el contrario cambiaríais de planes? Hay que intentar afrontar cada día como si fuera el último, si hay algo que no os guste en vuestra rutina, apartarlo.
Cierto día vi una entrevista a un personaje cuyo nombre no recuerdo pero de esos que siempre van por la calle sonriendo y con una fortuna que todos desearíamos tener, respondió lo mismo;
“El secreto de mi felicidad se encuentra en que si hay algo en el día a día que no me gusta, lo aparto para siempre”.
No caer en rutinas, siempre que os levantéis recordar el objetivo y la meta que queréis encontrar para ser felices, no dejéis que “acabar trabajos” sean todos los objetivos a finalizar para encontrar la felicidad.
El dinero es importante pero nunca se debe anteponer a otros valores fundamentales como prestar el tiempo necesario a los seres queridos o disfrutar de aficiones que nos hagan más felices.
2. Vivir el momento
La libertad está genial pero si no estableces unas horas para trabajar y para descansar es muy posible que, en caso de éxito, los clientes te absorban hasta el último minuto del que dispones.
Una buena solución a este problema es hacer las cuentas suficientes para saber cuanto trabajo necesitas sacar al mes con el objetivo de obtener los beneficios deseados.
Algunas reglas importantes, relacionadas con este punto, son:
- No permitas que ningún cliente consuma parte de tu tiempo libre.
- Establece un límite de horas diario y no lo sobrepases bajo ningún concepto.
- No temas a subir los precios si el trabajo te llega al cuello.
- Oblígate a quedar, leer, jugar o cualquier otra cosa que te desconecte del trabajo.
- No permitas que ningún cliente consuma parte de tu tiempo libre.
- Establece un límite de horas diario y no lo sobrepases bajo ningún concepto.
- No temas a subir los precios si el trabajo te llega al cuello.
- Oblígate a quedar, leer, jugar o cualquier otra cosa que te desconecte del trabajo.
3. El cliente no debe ser tu jefe
Uno de los mayores problemas para los freelance’s es que se dejan dominar por el cliente en la mayoría de las situaciones. El cliente NO es tu jefe. Paga un servicio y tú estableces las condiciones para ofrecérselo, si hay un acuerdo, debe respetarlas, al igual que tú debes darle un producto que sacie una determinada necesidad.
Hay cierta tendencia a que el cliente se adueñe de la vida del freelance y suelen partir con la creencia de que somos como gasolineras, 24 horas, 7 días de atención telefónica o directa.
Eres tú el que tiene la obligación de no caer en esto y explicarle, bien sobre escrito en un contrato, o bien en las reuniones previas, que tu disponibilidad tiene un margen de descanso.
Si caes en la dinámica de coger un teléfono a la hora de comer, cenar o un fin de semana, estarás perdido (y lo mismo con las reuniones).
Algunas soluciones a este problema son:
- Crear una tabla adjunta de “Horario” de disponibilidad en el proyecto.
- Contratar una línea telefónica, independiente, para clientes.
- Crear una tabla adjunta de “Horario” de disponibilidad en el proyecto.
- Contratar una línea telefónica, independiente, para clientes.
4. Cuestión de preferencias
Si tu trabajo no te permite ni 3 minutos para responder a la llamada de tus padres, en la que sólo quieren saber como estás, o 10 para charlar con tu hijo sobre sus problemas, debes replantear tus prioridades. No hay nada que deba bloquear la atención que se merece un ser querido (buenos amigos, novia, familia, etc.).
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